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Voluntarios de una facultad de odontología de Georgia, que comenzaron a usar una impresora 3D para fabricar hisopos nasales que se utilizan en los kits de prueba del coronavirus, son actualmente una parte fundamental del esfuerzo estatal para ampliar las pruebas. Los prototipos se entregaron a los médicos del equipo de diseño para obtener sugerencias y consenso.
"Lograr ese grado de precisión no solo es bueno, sino necesario", afirmó Chang. Los hisopos nasales se parecen a los bastoncillos de algodón, pero están diseñados con fibra de grado médico capaz de recolectar la cantidad correcta de tejido para realizar una prueba correcta. Los investigadores de la USF confían en que los hisopos impresos en 3D podrán utilizarse en hospitales de todo el país muy pronto, pero no especificaron un plazo. Formlabs afirma que podría añadir rápidamente más impresoras y aumentar la producción diaria de hisopos a más de 100.000, dependiendo de las necesidades médicas a medida que el brote se intensifique en las próximas semanas.
Cerrar estas brechas críticas en la cadena de suministro podría ayudar a garantizar que una cierta cantidad de protectores faciales, hisopos nasales, respiradores y otros productos sigan llegando a los hospitales en las próximas semanas, cuando es probable que el número de casos se dispare. Sin embargo, la impresión 3D se considera básicamente una medida provisional, y además imperfecta.
“Lo más difícil ha sido que todos estamos distantes, todos confinados en casa”, dice Kullman. Otros grupos, como My Mask Movement, respaldado por Stanley Black & Decker, se pusieron en marcha para aprovechar la capacidad de la impresión 3D para personalizar productos sin tener que reequipar ningún equipo. La organización sin fines de lucro creó una aplicación que utiliza las cámaras de detección de profundidad de los iPhones más nuevos para escanear el rostro de una persona y construir un maniquí 3D que le queda perfecto. El líder del proyecto, Jesse Chang, declaró a Protocol que la precisión de las impresoras industriales utilizadas para producir estas mascarillas era "completamente inimaginable" hace cinco años. Para los médicos que están en primera línea, ese nivel de precisión puede marcar la diferencia entre contraer el virus y bloquearlo.
Las protuberancias o crestas en una muestra escalonada a lo largo de los lados adquieren el patrón a medida que se introduce en la fosa nasal. Un hisopo puede parecer sencillo, pero los diseñadores de Carbon llevaron a cabo un proceso intensivo, probando diversas estructuras reticulares típicas de la impresión 3D en siete diseños diferentes durante 72 horas. La empresa trabajó rápidamente para validar sus diseños con la ayuda del Centro Médico de Stanford, la Facultad de Medicina de Harvard/Centro Médico Beth Israel Deaconess y el BioHub Chan Zuckerberg, entre otros. Durante el fin de semana, Carbon envió la cantidad de diseños a sus socios médicos para su análisis.
Los residentes del hospital y el equipo de diseño probaron los prototipos para determinar los diseños más cómodos. El diseño final fue un hisopo de longitud regular con una punta con una tapa lisa en la parte superior para proteger el tejido al pasar por la nariz.
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